Supongo que somos muchos lo que hemos visto jugar a Baron Davis por primera vez en estos playoff. Yo lo reconozco. Conocía al jugador y sabía que era un buen base, basta mirar las estadísticas para darse cuenta, sobre todo en una liga como la NBA en que las estadísticas dicen mucho. Pero no lo había visto jugar. Para los que me conocen lo que voy a poner saben lo mucho que significan estas palabras, por lo visto ayer, Baron Davis es lo más parecido (en espectáculo y hacer jugar a sus compañeros) a mi idolatrado Magic Johnson. Anoche dió una lección magistral de como jugar bloqueo y continuación y en penetraciones. Puro espectáculo efectivo. Gracias de nuevo a Ramon Trecet que me dio la pista para seguir a este jugador desde su blog en Marca.
Anoche se jugó el tercer partido de la serie que enfrenta a Golden State Warriors con Utah Jazz, la serie la ganaban los Jazz por 2-0, la pista de los Jazz es dificilísima y los árbitros se vuelven un poco más permisivos con la defensa de los Jazz allí. Supongo que a los Warriors le pesó un poco el cansancio de la eliminatoria contra Dallas (ya lo dije aquí, que este año tampoco ganaban). Y los sorprendentes Jazz, que al principio de la temporada nadie daba nada por ellos, también tendrán su parte de culpa en las victorias. Pero anoche el entrenador de los Warriors, el mítico Don Nelson, ha volvió a reeditar su baloncesto total, ataques de 10 segundos, se la tira quien tiene tiro, que casi siempre es Baron Davis o alguien a quien le ha doblado el balon, tiros de 3 (ayer 15/32), y correr, correr y correr... La ausencia de pivots en los equipos de Nelson siempre han favorecido este tipo de juego, recordad que hizo que Manute Bol (2,31) fuese un "consumado" triplista
Por supuesto los Warriors (hoy somos todos un poco de los Warriors, gracias a su espectacular juego) ganaron. Otro dato espectacular fue ver como los 20.000 aficionados que abarrotaban el Oracle Arena llevaban una camiseta amarrilla (uno de los colores de los Warriors) y en más de una ocasión se llegaron a superar los 100 decibelios de ruido. Todo un espectáculo, como su base Baron Davis.
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